Caminando por la dignidad

La Iglesia celebra el 8 de febrero la vida y la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, religiosa sudanesa que, de niña, fue secuestrada y esclavizada, y que se ha convertido en el símbolo universal del compromiso de la Iglesia contra la trata de personas.

Jornada contra la trata

Por eso, la Iglesia ha instituido este día como Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata. El lema escogido para este año es “Caminando por la dignidad”. Con este mensaje, nos invita a unirnos a personas migrantes, de diferentes regiones del mundo y diferentes culturas, para caminar juntos y ser peregrinos contra toda forma de explotación de personas.

Ese día, los pasos serán compartidos entre quienes se dedican a la lucha contra la trata y quienes son víctimas y supervivientes. Este es el acto central de una jornada en la que veremos a miles de personas en muchas parroquias y comunidades de todo el planeta, reunirse, reflexionar, rezar y enviar un mensaje al mundo de rechazo total a esta tragedia.

Camino de oración

El camino de oración comenzará a las 9 y media de la mañana y, atravesando los diferentes husos horarios, abarcará todos los continentes, empezando por Oceanía, luego Asia, Medio Oriente, África, Europa, América Latina, para terminar a las 4:30 en Norteamérica. El evento se transmitirá en directo en 5 idiomas (inglés, español, portugués, francés e italiano) en www.prayagainsttrafficking.net.

Oración del papa Francisco

El papa Francisco fue el que instauró esta jornada dedicada a Santa Josefina Bakhita y a la lucha contra la trata de personas. Esta es la oración que le dedicó:

Santa Josefina Bakhita, de niña fuiste vendida como esclava y tuviste que enfrentar dificultades y sufrimientos indecibles.

Una vez liberada de tu esclavitud física, encontraste la verdadera redención en el encuentro con Cristo y su Iglesia.

Santa Josefina Bakhita, ayuda a todos aquellos que están atrapados en la esclavitud.

En su nombre, intercede ante el Dios de la Misericordia, de modo que las cadenas de su cautiverio puedan romperse. Que Dios mismo pueda liberar a todos los que han sido amenazados, heridos o maltratados por la trata y el tráfico de seres humanos.

Lleva consuelo a aquellos que sobreviven a esta esclavitud y enséñales a ver a Jesús como modelo de fe y esperanza, para que puedan sanar sus propias heridas.

Te suplicamos que reces e intercedas por todos nosotros: para que no caigamos en la indiferencia, para que abramos los ojos y podamos mirarlas miserias y las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad y de su libertad y escuchar su grito de ayuda.

Amén.