Cáritas secunda el llamamiento de Cáritas Europa a garantizar vías seguras y la integración de las personas que buscan refugio en la UE

Con motivo del Día Mundial del Refugiado, Caritas se suma al llamamiento de Cáritas Europa a garantizar vías seguras, una recepción digna y apoyo para la integración de todas las personas que buscan refugio en la UE, independientemente de su país de origen. Como demuestra la respuesta positiva a quienes huyen de Ucrania, donde hay voluntad política, hay un camino.

A nivel mundial, más de 100 millones de personas, una cifra récord que representa el 1% de la población mundial, han sido desplazadas por la fuerza en lo que va de 2022 debido a conflictos, violencia, violaciones de derechos humanos y persecución en países como Etiopía, Burkina Faso, Myanmar, Nigeria, Afganistán, Ucrania o la República Democrática del Congo. La gente no toma la decisión de dejar su país de origen a la ligera. Más bien, a menudo es una cuestión de supervivencia.

“Mis hijos en Somalia siempre hablan de las explosiones y ataques terroristas que aún persisten 30 años desde el inicio de la guerra. Por eso vine a Bélgica y me gustaría traerlos (a mis hijos) aquí”, asegura Ali Adan Osman, solicitante de asilo en Bélgica, que recibe asistencia de Caritas Bélgica.

“Cuando me di cuenta de que mi hija tenía miedo de salir del sótano en Kyiv para comer en nuestra cocina, me tomó solo unos minutos decidir dejar Ucrania”, Yevheniia Bondarenko, empleado en la línea de ayuda telefónica de Caritas Bélgica para Ucrania.

En todo el mundo, más de 1,5 millones de personas necesitan reasentamiento, una herramienta vital para llevar a los refugiados a un país donde recibirán protección a largo plazo. Sin embargo, solo unos 20.000 refugiados fueron admitidos en la UE en 2021 mediante reasentamiento o admisión por razones humanitarias.

Hacemos un llamado a los países europeos para que aumenten el reasentamiento y permitan caminos más seguros hacia Europa. Se trata de una cuestión de solidaridad mundial, ya que los países cercanos a las zonas de conflicto han estado aceptando a casi el 90 % de los desplazados del mundo durante años, a pesar de los numerosos desafíos internos, que solo han empeorado por la creciente inseguridad alimentaria y los desafíos de la cadena de suministro vinculados a la guerra en Ucrania.

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