Día de la Educación: Cáritas propone un decálogo para una educación inclusiva y de calidad que rompa con la desigualdad

El acompañamiento educativo a los menores y jóvenes que viven en hogares vulnerables y en situación de exclusión social es uno de los ejes prioritarios del trabajo desarrollado por Cáritas en el ámbito de la infancia, la adolescencia y la familia. A causa de la Covid-19, esta labor se enfrenta a los retos añadidos por una crisis que está sometiendo a una enorme presión a los sistemas educativos y, especialmente, al alumnado y al personal docente.

Este es el motivo por el que, ante la celebración, el 24 de enero, del Día Internacional de la Educación –una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para concienciar a todo el planeta de la importancia de la educación para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concretamente el Objetivo 4 establece una Educación de Calidad— Cáritas alerta sobre la desigualdad educativa que afecta a la infancia y la adolescencia más vulnerables.

La ausencia de una educación de calidad está en el origen de muchas desigualdades y, sobre todo, de la falta de oportunidades y de la pobreza. El valor imprescindible de la educación, que actúa generación tras generación como factor de transmisión de las situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, hace que las posibilidades de estar en riesgo de pobreza disminuyan a medida que aumenta el nivel educativo de padres y madres.

Una educación de calidad y accesible es, además, el pilar sobre el que se construyen sociedades basadas en el espíritu crítico y el sentido cívico, principios que en estos momentos de crisis se han puesto sobre la mesa: el coronavirus está evidenciando hasta qué punto el sistema educativo está dañado y la necesidad de articular respuestas y cambios inmediatos.

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